Finalmente esta entrada ve la luz. Sí, ya sé que he tardado mucho en escribirla, pero es que eso de leer tanto escrito decimonónico en inglés en la pantalla del ordenata de la oficina en los ratos que no tengo trabajo, pues cunde bastante poco la verdad. Aunque me ha salido al final bastante larga espero que os parezca interesante, es un tema que me encanta.
Convencionalmente se admite que el avistamiento de Mount Ranier de 1947 es el punto de partida del fenómeno OVNI, aunque entre los ufólogos existe la creencia de que los extraterrestres llevan visitando nuestro coqueto planeta desde la noche de los tiempos. Cualquier leyenda o crónica antigua es susceptible de ser reinterpretada en clave ufológica, con la ventaja de que la irreversible ausencia de datos complementarios convierte a estas hipótesis en misterios misteriosos para siempre jamás. Sin embargo hay un jugoso episodio de la historia contemporánea, sucedido a finales del S. XIX, con evidentes (y sorprendentes) conexiones con el fenómeno OVNI que no ha tenido excesiva repercusión en los medios ufológicos. ¿Y eso por qué? Pues vamos a verlo, es una historia divertidísima.
El siglo XIX es una época fascinante. En él se fundan las bases de nuestra sociedad actual, con la revolución industrial, los avances de la ciencia y la técnica, el capitalismo, la democracia y la incipiente globalización. Conforme se avanzaba hacia el siglo XX, el conjunto de las sociedades occidentales miraba hacia el futuro con optimismo, crecía la confianza en la técnica y en el progreso material que el nuevo orden capitalista había instaurado. El colonialismo estaba en pleno apogeo y el mundo se lanzaba con determinación hacia la guerra. Había que exterminar a los indígenas rebeldes y mantener a raya a las potencias rivales. Cada pocos años surgían nuevas invenciones: Motores cada vez más potentes, medios de comunicación que achicaban el mundo vertiginosamente, extraños productos químicos de propiedades milagrosas...
Estados Unidos era un país muy joven donde todo esto había arraigado con naturalidad y frescura. A principios de la década de 1890 se había terminado de someter finalmente a los indios y la explotación de los recursos naturales de Norteamérica iba viento en popa. Atraídos por el mítico "sueño americano", muchos aventureros e inventores se establecieron en Estados Unidos con la pretensión de perfeccionar algún tipo de máquina o invención, patentarla y montarse en el dólar. La mayoría tenía una formación científica bastante elemental, y dependían en gran medida de su intuición y del método de ensayo y error.
Durante la década de 1890 estaba especialmente candente el tema del vuelo humano. Todo el mundo estaba convencido de que pronto algún loco inventor se subiría a su más reciente prototipo de lona y madera, despegaría del suelo y, sorprendentemente, no volvería a caer. En 1896 Samuel P. Langley probaba sus "aeródromos" Nº 5 y 6 en el río Potomak, mientras William P. Bustov se rompía un brazo intentando planear en su "Albatross". Este tipo de experimentos se llevaban teóricamente con discrección, ya que había multitud de inventores dispuestos a robar ideas de sus competidores.
Pues bien, el 17 de noviembre de ese maravilloso 1896 un tal "Leon", inventor de Nueva York informó por telegrama al periódico de Sacramento "California Bee" de que había perfeccionado un aparato volador, y de que tenía la intención de viajar en él hasta California con dos colegas suyos. Al día siguiente, muchos habitantes de Sacramento aseguraron haber sido testigos, durante la noche, del paso de una "aeronave" sobre la ciudad. Dado que era una noche oscura, los testimonios no eran muy precisos. No se veía mucho más que una luz, y se oyeron voces y risas desde las alturas.
Aspecto de la aeronave del 17 de Noviembre, según el "San Francisco Call"
Aquel suceso fue cubierto prolijamente por la prensa de los alrededores, que exageró e inventó muchos detalles con afán sensacionalista. Se llegó a publicar un "retrato robot" del aparato misterioso en el "San Francisco Call" e inmediatamente se empezaron a ver luces misteriosas en Oakland y en otras poblaciones del norte de California. Cuanto más se publicaba sobre la aeronave más se miraba al cielo, y cuanto más se vigilaba el cielo nocturno, más luces misteriosas se avistaban. Algunos decían que lo que vieron era una aeronave clavadita al grabado del periódico. Aunque había entre los periodistas alguna que otra voz escéptica, la gran mayoría de los diarios se hicieron eco de todos los rumores que caían en sus manos, incluso llegando a inventarlos. Un abogado de San Francisco
conseguía publicidad gratuita afirmando que el inventor era un cliente suyo que tenía la máquina oculta en Oroville y la sacaba por la noche para probarla. Pero no podía revelar el nombre por no faltar al secreto profesional. Qué suerte tenía el inventor de tener un abogado tan discreto, cualquier otro hubiera ido a los periódicos a contar la historia... Por supuesto, nada se confirmó, y siguieron apareciendo luces nocturnas hasta bien entrado diciembre.
Lo curioso de estos casos es su excepcional similitud con los modernos avistamientos de OVNIs. Ciudadanos respetables que juran y perjuran que lo vieron, que no era una estrella ni ningún otro objeto, que llegaron a ver la silueta del aparato...
Pero los objetos descritos no se correspondían con la imagen clásica de OVNI que todos tenemos, sino con la de una especie de estereotípico dirigible alado, o con grandes hélices tipo turbina. En general se consideraba que la aeronave era obra de un inventor que quería ocultar su descubrimiento hasta haberlo perfeccionado, aunque se llegó a especular con la procedencia extraterrestre. En este sentido se llegó a publicar, en el
"Stockton Evening Mail" del 27 de noviembre, una preciosa narración de un encuentro en la tercera fase, muy lúcida y llena de imaginación. Probablemente fuera invención de un redactor, porque resulta que el protagonista del "contacto" trabajaba casualmente en el periódico; en cualquier caso está plagada de sorprendentes detalles que prefiguran las historias de la ufología moderna, el autor viene a ser como el Julio Verne de los cuentistas ufológicos, un auténtico pionero. Según este artículo, iban dos personas en su carro por el campo cuando se encontraron con tres tipos extraños. El protagonista se acercó a ellos e intentó hablarles, pero ellos hablaban muy raro, con voz gutural. Eran unos personajes de belleza "casi divina". Medían más de dos metros y eran muy delgados, con boca y orejas extremadamente pequeñas, y enormes ojos. Su cuerpo era extremadamente ligero (levantó a uno del suelo cogiéndolo del codo) y se agarraban al suelo con unos pies muy largos y con forma de mano. Iban en pelotas, aunque su piel era aterciopelada. Estuvieron observando a los humanos y su caballo un buen rato, hablando entre ellos mientras aspiraban de una especie de inhaladores que llevaban. Cuando se cansaron, agarraron al protagonista, intentando llevárselo, pero por lo visto era demasiado pesado para ellos, así que lo dejaron y se fueron dando saltos a lo Neil Armstrong hacia su aeronave, que era un artefacto fusiforme de unos 50 metros con un gran timón. Subieron a bordo y salieron volando. No voy a pararme a comentar los paralelismos con las miles de historias de "encuentros" que pueblan nuestra moderna mitología, pero analizando las semejanzas y diferencias podríamos sacar conclusiones muy interesantes.
La aeronavemanía aflojó bastante en diciembre, probablemente porque aquel invierno fue muy lluvioso y no se podía ver gran cosa en el cielo, aparte de nubes. Sin embargo, ocasionalmente se publicaba algún informe de avistamientos, que se daban en casi todos los estados de la Unión.
Proyecto de "Avitor" de Marriott (1869)
Conforme fue avanzando el no menos fascinante año de 1897, los informes de avistamientos comenzaron a florecer de nuevo, en este caso en las praderas del Medio Oeste (lo que pocos años antes era el Salvaje/Lejano Oeste). Al llegar la primavera, la histeria por la aeronave recuperó toda su fuerza. La cosa empezó con las consabidas luces nocturnas, en los estados de Nebraska, Dakota, Iowa y Kansas. Tan pronto como las historias de avistamientos empezaron rellenar espacio en los diarios de Chicago, el número de avistamientos aumentó exponencialmente, y la "zona caliente" de avistamientos se desplazó significativamente a los estados de Illinois, Michigan, Indiana y Wisconsin, en la zona de influencia de la gran capital donde los rascacielos ya habían alcanzado la madurez. También empezaron a darse casos más aislados en torno a la ciudad de Dallas.
El boom de avistamientos de luces en la noche se dio durante la primera quincena de abril, con miles de casos registrados en casi todas las poblaciones del entorno. El patrón era siempre el mismo: Un grupo determinado de personas en una zona rural veía una luz desplazándose por el cielo hasta que se la perdía de vista. En ocasiones el relato se adornaba con algún detalle de la silueta de la nave, captada borrosamente, o de luces multicolores complementarias. Los artículos publicados en estos días son extremadamente homogéneos en su redacción y contenidos, algo sí como:
GRAND FULL, Michigan.- Para no ser menos que nuestros vecinos de Chicago, la misteriosa aeronave que tanto ha dado que hablar en la última semana ha visitado nuestro condado. Piter Mamarrashon, de Chorrarding, nos informa de que en la noche de ayer, hacia las 7, varios respetables ciudadanos de Chorrarding pudieron ver con sus propios ojos un aparato que navegaba por el aire, desde el sureste y en dirección noroeste. Tenía una luz blanca brillante en el morro, y varias luces laterales rojas, aunque en la distancia nadie pudo distinguir su silueta. El avistamiento duró aproximadamente una hora, y fue corroborado por al menos cincuenta personas, cuyo testimonio está fuera de toda duda.En ocasiones algún editor cachondo añadía una frase final del tipo:
El dueño de la licorería de Chorrarding asegura que su whisky no está adulterado, que siempre vende licores de primera calidad.Este tipo de historias se repetían con tanta profusión que enseguida se notó lo improbable que era la presencia de la aeronave en 30 poblaciones diferentes del medio oeste a las mismas horas. Por otra parte, en ocasiones se reportaba que algún astrónomo local, presente en el momento del avistamiento, conseguía enfocar su telescopio hacia la luz, constatando que se trataba del planeta Venus, o de Júpiter (
como ocurrió en Clinton, Iowa, el 11 de abril). Pronto se comprobó que había bromistas lanzando globos de papel por toda la nación. Muy significativo es el
"experimento" que llevó a cabo el periódico "Burlington Hawkeye" el 10 de abril: Lanzaron un globo de papel sobre la ciudad, a primera hora de la noche, y al poco rato el teléfono de la redacción se puso a sonar. Durante toda la noche estuvieron escuchando testimonios de gente "sobria y respetable" que afirmaba haber visto luces rojas y verdes, o incluso que habían oído voces desde el cielo. La escasa credibilidad de la mayoría de avistamientos no frenó el afán de sensacionalismo de los periódicos de la época, sino todo lo contrario. La naturaleza misteriosa de la aeronave les permitía publicar cualquier historia absurda impunemente. Por desgracia, en aquella época no existía la prensa seria (a veces dudo de que exista hoy, en realidad), es decir que el amarillismo era algo intínseco a los periódicos de entonces. Pero precisamente ese año fue el elgido por el New York Times para desmarcarse de sus competidores reivindicando el periodismo de calidad, vanagloriándose de publicar sólo noticias contrastadas con su nuevo lema "Todas las noticias aptas para publicación". El New York times trató alguna vez el tema de las aeronaves, siempre con cáustico escepticismo. Es muy destacable el editorial que publicó el 15 de abril, tan bueno que no me resisto a traducirlo aquí completo:
Editorial — Esa aeronave a la que todos los periódicos del Oeste y algunos del Este están dando el beneficio de las muchas dudas, es vista por la noche por informadores de todas partes de Illinois, Wisconsin, Michigan, Indiana y Iowa. El viajero aéreo es evidentemente un Mahatma de grandes proporciones, porque existe en una docena de sitios a la vez y tiene una apariencia diferente y hace cosas diferentes en cada uno de ellos. Es lamentable observar, sin embargo, que en todos los casos viola las leyes de navegación estadounidenses en relación a las luces. Normalmente el capitán de esta nueva nave sólo lleva una luz. Es casi siempre blanca, y ocasionalmente roja. Y si esto fuera lo peor, aún tendría disculpa, pero es que la ignorancia que demuestra en materia de luces de posición es sencillamente criminal y le podría traer serios problemas si algún oficial de los Estados Unidos consigue echarle el guante.
Mientras navegaba sobre la ciudad de Kenosha, Wisconsin, el domingo por la noche (11 de abril de 1897), el viajero del cielo enfureció y traumatizó a todos los profesionales náuticos del lugar exhibiendo luces verdes en ambos costados. En Waukegan, Illinois, a la misma hora, las dos luces laterales eran rojas, lo cual es igualmente ilegal y vergonzoso. Si el propietario de la aeronave persiste en su desacato a las leyes, no sólo conseguirá una reputación de pirata, sino que su nave acabará chocando contra sí misma, tarde o temprano, y sufrirá daños tan serios que su próxima aparición será en varias partes en vez de en varios lugares.
Y es que los avistamientos descritos al principio de la "oleada" primaveral eran vagos y contradictorios. Las pocas veces que se hacía una descripción concreta de la aeronave, solía corresponderse al estereotipo de dirigible con forma de huso o de cigarro, con alas y/o hélices y frecuentemente con una cesta colgante en la que viajaban los pasajeros. El "Chicago Times-Herald" del 12 de abril publicó lo que se supone que era la primera y única foto que se tomó de una aeronave en todo 1897. Fue tomada por un tal Walter McCann, propietario de un puesto de prensa al norte de Chicago. Según se cuenta en el diario, eran las 5:30 de la mañana cuando él y otras 3 personas vieron la aeronave en el cielo. Casualmente tenía allí mismo la cámara de fotos de su hijo, e hizo la foto.
Grabado que supuestamente reproduce la foto de McCann
La imagen que el periódico publicaba (que es lo único que ha llegado hasta nosotros) era una reproducción litográfica de dicha foto. En el S. XIX no se había desarrollado un técnica capaz de reproducir fotografías masivamente, así que los periódicos solían recurrir a los grabados. Aunque para 1897 ya se había perfeccionado la técnica del
halftone y estaba plenamente disponible, la mayoría de diarios no la utilizaban. Es decir, que la foto como tal nunca llegó a verse, y tenemos que fiarnos de la opinión del artista que la copió y de los expertos que le hicieron un tratamiento al ácido para compobar que era auténtica. Por cierto que no mencionan el nombre del artista ni de los expertos.
AÑADIDO A 21/07/2005: Hay indicios de estafa en esta historia. El 15 de abril se publicó una noticia en el "Boston Globe" en la que se afirma que McCann trucó la imagen colgando una maqueta de los cables telegráficos. Se informaba de la implicación de William Hoodless, y se comentaba como McCann estaba haciendo su agosto vendiendo copias de su instantánea. Podeis encontrar el artículo
aquí.
Al contrario que ahora, al público no le atraía demasiado el misterio por sí mismo, y querían saber quién o qué estaba detrás de aquellas apariciones. En algunos casos se comentaba que podría tratarse de una maniobra publicitaria, aunque la creencia generalizada es la ya comentada del inventor secretista. Algún periódico llegó a poner al inventor nombre y apellidos, afirmaban haber contactado con él y que pronto el invento sería patentado y presentado en alguna feria.
A mediados de abril, el público estaba un poco cansado de los ya insustanciales reportes de avistamientos. En estos días empezaron a publicarse historias más fantasiosas, en la que la aeronave aterrizaba o se estrellaba, y el granjero de turno hablaba con los tripulantes del aparato. Estas historias son evidentemente inventadas, y en ellas se perciben claramente las influencias de la literatura de ficción contemporánea así como influencias de la realidad económica y política de los Estados Unidos de la época. Lo curioso es que entre todo ello también se pueden rastrear las constantes que medio siglo más tarde se irán estableciendo en la ufología: Aeronaves que se sumergen en las aguas de un lago, que siguen trenes durante kilómetros, accidentes con tripulantes muertos, robo y mutilación de ganado...
Varios de estos casos han llamado la atención de los ufólogos modernos, dadas sus similitudes con los estándares actuales. Normalmente se mencionan en el mundillo creyente fuera de todo contexto histórico, y haciéndolos parecer otra cosa a base de medias verdades, tergiversaciones e invenciones. Veamos los más famosos:
El caso Hamilton fue tenido como verídico durante muchos años. Alexander Hamilton, ganadero de LeRoy (Kansas), se despertó durante la noche del 23 de abril al oir ruido entre el ganado. Se dirigió al cercado junto con su hijo y un trabajador, y se encontraron con que una típica aeronave se encontraba suspendida a poca altura sobre su rebaño. Describe un aparato de color rojo oscuro, con forma de cigarro y 100 metros de longitud, con un habitáculo transparente colgando del volumen principal. Dentro habría seis personas de aspecto extraño. Los granjeros fueron localizados por medio del típico reflector que toda buena aeronave debe poseer, lo que hizo que los tripulantes encendieran su hélice/turbina para ascender. Entonces Hamilton descubrió que la aeronave había enganchado a uno de sus novillos con un cable. Aunque intentaron cortarlo, finalmente la aeronave se marchó con su botín. Al día siguiente averiguó que un vecino había encontrado los restos mutilados del novillo en su finca, a unos 8 km. de distancia. En 1977, el ufólogo Jerome Clark habló con gente cercana a la familia Hamilton, que le confirmaron que aquella historia fue una invención que Alexander elaboró junto con sus compañeros del club de mentirosos local. Esta institución del "club de mentirosos" era muy común en aquella época. Eran grupos que, ante el tedio de la vida rural, se divertían ideando bromas pesadas e historias ficticias para burlarse de sus vecinos. Más tarde, el ufólogo especialista en aeronaves Eddie Bullard localizó en el "Atchison County Mail" del 7 de mayo de 1897 una confesión en toda regla del señor Hamilton: Era todo una broma.
AÑADIDO A 01/07/2007: Un resumen mucho más documentado del caso ha sido publicado en el blog de Luis Ruiz Noguez "marcianitos verdes", leedlo
aquí.
Pero el caso de aeronave más famoso es, con diferencia, el de la
aeronave estrellada en Aurora (Texas) el 17 de abril de 1897. En principio es una historia bastante común de las que se publicaron aquel mes de abril, pero ha alcanzado una fama dentro del mundillo de la ufología bastante importante. Según cuenta S.E. Haydon (a veces se le menciona como Hayden) en el "Dallas Morning News", esa mañana una aeronave que volaba bajo se estrelló contra el molino del Juez Proctor. La nave explotó en miles de trocitos, pero curiosamente se pudo encontrar el cuerpo del tripulante en relativo buen estado, lo suficiente para que se determinase que el piloto debía ser de Marte. Llevaba unos papeles escritos en un idioma desconocido y poco más. Cuando se publicó la noticia se estaba preparando un funeral para el marciano.
La historia ha cautivado a los ufólogos del mundo por su ambiguedad (incluso inspiró una
película). La falta de detalles sobre el aspecto de la aeronave y del piloto permiten imaginar un incidente tipo Roswell con su platillito volante, sus pobres grisecillos muertos... Por otra parte el cadáver del marciano podría seguir allí ¿No? El caso fue investigado entre los años 60 y 70, y no se encontró ninguna documentación que apoyara lo narrado en el artículo. Las entrevistas con los más viejos del lugar no esclarecieron tampoco nada, incluso se comentó que el Juez Proctor no tenía ningún molino. En 1996 un investigador pidió permiso para buscar el cadaver en el cementerio, pero se le denegó. Por ello los ufólogos han incorporado la teoría de la conspiración gubernamental a esta historia.
Reinterpretación moderna del suceso de Aurora, en clave ufológica.
Como digo, el incidente de Aurora ha generado mucho interés porque se puede adaptar muy bien a los cánones tipológicos actuales de lo que un caso OVNI debe ser. Pero ello me parece un agravio comparativo respecto a otros caso contemporáneos igualmente misteriosos y acongojantes. ¿Por qué los ufólogos no han buscado los cadáveres de los pobres japoneses que se
estrellaron con su aeronave en Philo (Illinois)? ¿Es que nadie ha buscado los
extraños pedruscos que lanzó la ultrabigotuda tripulación de la aeronave alada que sobrevoló Linn Grove (Iowa)? ¿No se ha podido documentar nada del
"Capitán Pegasus", (o de la
aeronave Pegasus) que se dedicaba a lanzar notitas desde lo alto en Wisconsin y Kentucky? ¿Por qué no se ha investigado al gigantón que le
rompió la cadera a un pobre hombre de Reynolds (Michigan) de una patada? ¿Nadie ha buscado los restos de la aeronave que
se estrelló en Kalamazoo? ¿No resulta igualmente creíble el
testimonio del viejo que reconoció a bordo de una aeronave a los chavales del pueblo de al lado, que se dirigían a la gran ciudad?
Pero lo que me parece más significativo es que los ufólogos hayan ignorado nada menos que
¡el primer caso de abducción de la historia! En una narración sobrecogedora, que no tiene nada que envidiar al sosito cuento del marciano texano, nos enteramos de que el 29 de abril de 1897 a las 23:30 de la noche, y durante 55 minutos, una enorme aeronave estuvo flotando sobre la pequeña población de Holton (Michigan). Estaba intensamente iluminada con luz eléctrica y a bordo sonaba una intensa y extraña música que nadie había oido en su vida. La cubierta de la nave estaba llena de "juerguistas" y no menos de 100 bailarinas ligeras de ropa y con el pelo al viento. Lo vio todo el pueblo. Cuando la fiesta estaba en pleno apogeo, la nave de elevó, pero antes agarró con un gancho a uno de los más respetables ciudadanos de Holton, que se convirtió en el primer abducido de la historia. A la mañana siguiente, el respetable ciudadano llegó en tren desde el vecino pueblo de White Cloud, a unos 30 km. de distancia. No comentó nada de lo que estuvo haciendo a bordo durante toda la noche, pero sí que habló mucho de aeronavegación.
¿Por qué no se ha hecho aún una película sobre este impresionante suceso? ¿Por qué no hay turismo ufológico en esta población?
A finales de abril, parecía que el misterio de la aeronave iba a resolverse definitivamente: Se anunció que una aeronave iba a ser presentada en la
Exposición Universal del Centenario de Nashville, Tennessee. La exposición se inauguró el 1 de mayo, y el público se encontraba expectante respecto a la aeronave. Este aparato se presentó el día 6 de mayo con un vuelo efectuado por su constructor, un tal Profesor Barnard, pero decepcionó bastante a los que esperaban ver uno de esos grandes navíos voladores de los que tanto se había hablado: La aeronave era una especie de dirigible pequeño que funcionaba a propulsión humana. Del globo colgaba una especie de cuadro de bicicleta cuyos pedales movían una hélice. Ni consiguió volar contra el viento ni demostró ser nada especial. El "New York Times"
criticó duramente la exagerada publicidad que se había dado al asunto, así como la premeditada confusión fomentada por la organización entre el aeronauta Arthur Barnard y el eminente astrónomo de Nashville
Edward Emerson Barnard, quien descubrió la 5ª luna de Júpiter y dio nombre a la Estrella de Barnard.
La aeronave de Barnard tenía un aspecto similar a esta
Cuando terminó abril todo el mundo estaba ya harto de oir historias de aeronaves, y pronto dejaron de publicarse estas historias. El que no había visto la aeronave es porque no había querido, así que ya no era noticia. El 30 de abril se produjo el último avistamiento importante sobre el barrio de Yonkers, en Nueva York, donde se pudo ver una aeronave internándose en el Océano Atlántico.
Aunque el episodio americano terminó bruscamente, otras oleadas de avistamientos de aeronaves se sucedieron tras el cambio de siglo en Gran Bretaña y Nueva Zelanda (1909), y en otros lugares. El contexto sociopolítico era diferente, ya que la guerra era inminente, y se asociaban los avistamientos a armas secretas y misiones de reconocimiento aéreo. No voy a profundizar en estos episodios porque ya me estoy extendiendo demasiado.
No es demasiado difícil encontrar una explicación racional a los avistamientos de aeronaves entre 1896 y 1897. Tal grado de efervescencia informativa puede comprenderse por la confluencia de diversos factores, que influirán en todos los avistamientos. La explicación concreta para cada caso particular variará dentro de varias causas genéricas, que al fin y al cabo son las mismas en las que se originan los mitos ufológicos actuales:
- Errores en la percepción: Será la principal fuente de avistamientos. En un contexto social de "histeria colectiva" resulta fácil confundir en el cielo nocturno fenómenos astronómicos (planetas inusualmente brillantes, meteoros, etc.) con objetos voladores, sobre todo si condiciones climatológicas como la abundancia de nubes contribuyen. En este sentido es muy interesante la presencia del fenómeno de "movimiento autocinético" que sugiere Robert E. Bartholomew en su magistral ensayo "La histeria de la aeronave, 1896-97", publicado en castellano en el
Nº 22 de "La Alternativa Racional". Dentro de este apartado de errores perceptivos incuiríamos las alucinaciones puras y duras, que en algún caso pudieron darse. Son significativas las menciones, medio en broma medio en serio, de la prensa de la época a la responsabilidad del "mal whisky" en los avistamientos.
- Bromas e invenciones por parte de "testigos": Se inventaron muchos cuentos relacionados con la aeronave. Algunos están documentados, como el ya mencionado caso Hamilton, pero la mayoría no llegaron a desmentirse. Muchos de estos engaños se preparaban colectivamente, en el seno de los "clubs de mentirosos" (liar's clubs) de las zonas rurales, aunque también se dieron como iniciativa individual. Muchas veces la intención era llamar la atención del país sobre determinados lugares. El famoso caso Aurora se ha intentado explicar como una maniobra del alcalde para hacer llegar al pueblo el ferrocarril, que se estaba tendiendo entonces por la zona. En otros muchos casos, granjeros individuales encontraban algún objeto procedente de la aeronave que, al ser exhibido en la propiedad del afortunado, atraía multitud de visitantes.
- Bulos fabricados por los periódicos: En determinados casos hay fundadas sospechas de que los avistamientos y contactos son puros cuentos gestados en las redacciones de periódicos que quieren ver aumentadas las ventas. El caso de los marcianos californianos, el de la foto de Chicago o el de los japoneses accidentados en Illinois serían ejemplos destacados. Encuentro posible que algunos bulos fueran fomentados por intereses privados como la organización de la feria de Nashville, con su aeronave a pedales pilotada por el "Profesor" Barnard.
- Objetos voladores: En aquellos años realmente había ingenios humanos capaces de volar. Eran imposibles de gobernar, pero existían. En algún caso pudo confundirse algún globo convencional con la aeronave. Lo que sí está documentado es la presencia de globos de papel y aire caliente lanzados por bromistas en las zonas de avistamiento.
Tanto en los casos inventados por ciudadanos particulares como en los bulos periodísticos encontramos reflejados muchos lugares comunes de la sociedad norteamericana de la época. Por un lado se reflejan con claridad cristalina las historias de ciencia ficción sobre aeronaves, muy populares entonces. La influencia de la novela de Verne
"Robur el Conquistador" se acepta comunmente como la principal.
Robur el Conquistador fue publicada en 1884, y cuenta una historia excesivamente similar a "20.000 Leguas de Viaje Submarino", sustituyendo al Nautilus por la aeronave Albatros y al Capitán Nemo por Robur. Nemo y Robur son inventores geniales, pero resentidos con una humanidad mezquina y violenta, que enfoca el progreso hacia la guerra y la explotación. Por eso desarrollan sus invenciones en secreto y reclutan tripulaciones de confianza. Ambos personajes tienen mucho de nietzscheanos, se jactan de su poder tecnológico y no dudan de utilizarlo cuando les apetece. En "Robur el conquistador", dos importantes miembros de una socidedad de Philadelphia empeñada en desarrollar un dirigible operativo son secuestrados por Robur y llevados bordo del Albatros en un largo viaje por los cielos del mundo. Los prisioneros hacen lo posible por escapar y finalmente consiguen descender a una isla del Pacífico, saboteando y destruyendo la nave. Cuando vuelven a Philadelphia ocultan la existencia de tan revolucionaria tecnología y mantienen sus planes de construir un dirigible. En su vuelo inaugural, el dirigible falla y son rescatados por el mismísimo Robur y su nueva aeronave, que ha vuelto a constuir.
Portada de "Robur el Conquistador", con la aeronave Albatros
Resulta interesante el discursito final de Robur, que también será antecedente de todo un clásico ufológico, a ver si adivináis cual:
Ciudadanos de los Estados Unidos, mi experimento ha terminado; pero mi consejo a los presentes es no apresurarse en nada, ni siquiera en el progreso. Es la evolución y no la revolución lo que debemos buscar. En dos palabras, no debemos adelantarnos a nuestro tiempo. Hoy he llegado demasiado pronto como para apoyar intereses tan contradictorios y divididos como los vuestros. Las naciones aún no están listas para la unión.
Me marcho, pues; y me llevo mi secreto conmigo. Pero no se perderá para la humanidad. Os pertenecerá el día en que tengáis la suficiente educación como para beneficiaros de él, y la suficiente sabiduría como para no abusar de ello. Ciudadanos de los Estados Unidos--¡Adiós!Este estilo milenarista y de desconfianza en el uso inmoral de la tecnología resulta bastante novedoso en una época de optimismo y confianza, pero es una actitud que se irá asentando en la sociedad moderna, fundamentalmente en la era atómica.
Cuando leemos la novela de Verne encontramos episodios y detalles que luego irán formando parte de la mitología de la aeronave: En el primer capítulo se describe un estado de incertidumbre mundial debido a la presencia de una extraña luz en los cielos, así como de voces y música por encima de las nubes. Cuando ya estamos a bordo del Albatros, este a veces juega a aproximarse a un tren transcontinental estadounidense, rescata naufragos, ataca a tribus africanas dispuestas a hacer sacrificios humanos en masa... La aeronave se describe como una especie de barco sustentado por multitud de hélices que reciben energía de una misteriosa y ultrapotente batería eléctrica. Desde luego, posee un buen par de reflectores para iluminar el suelo.
Una vez leído el libro de Verne, es mucho más sencillo interpretar algunos casos de aeronave, como el del "Capitán Pegasus", u
otro bastante famoso en el que los testigos hablaban con el inventor de una aeronave, que se negaba a identificarse y señalaba misteriosamente un emblema con la letra M pintado sobre el "fuselaje". Toda esta mitología del inventor misterioso tiene su origen en la novela de Verne.
Pero Robur no es la única fuente de inspiración de los bulos. En realidad Verne copió la idea de la aeronave de un joven autor neoyorquino, Luis Senarens. Senarens se había hecho cargo de una muy popular serie de novelas: Frank Reade Jr. Podeis leer bastante (en inglés, claro) sobre esta serie
aquí (buscad la entrada "Reade"), aunque yo os lo resumo: Tras una serie de novelas sobre Frank Reade Senior y su hombre a vapor, Senarens publica a partir de 1892 una nueva serie sobre Frank Reade Jr. y sus invenciones, entre las que destacan las aeronaves. Este tipo de novela se incluyen en el género de las
"edisonadas", un tipo de novela popular que exalta el genio creador de algún inventor que, armado con sus inseparables máquinas, viaja y explora los territorios más salvajes y hostiles, sometiendo y masacrando a todo tipo de tribus, naciones y civilizaciones extranjeras.
La aeronave Eclipse de Frank Reade. Más imágenes AQUÍ.
Las edisonadas glorifican al hombre blanco y su superioridad tecnológica, y hacen gala de un racismo manifiesto. En el caso de Frank Reade, sus aeronaves le permiten hacer incursiones contra los indios americanos, los mexicanos, las revueltas de negros, los chinos... en general contra cualquier oposición al incipiente imperialismo yanqui y a su ortodoxia cultural. Senarens era un gran admirador de Verne, y cuando alguna de sus novelas llegaron a manos del autor francés, éste decidió "tomar prestadas" algunas ideas. En realidad el plagio era mutuo, y ambos autores tuvieron muy buena relación.
Encontramos, pues, dos influencias literarias principales: Robur y Frank Reade. Si el primero representa para el inconsciente colectivo la incertidumbre y la desconfianza en el avance vertiginoso de la tecnología, el segundo posee unas connotaciones mucho más positivas para el granjero del Medio-Oeste. La presencia de una aeronave en el cielo daba seguridad y confianza en la superioridad de los WASP americanos en un entorno sólo parcialmente civilizado. Bajo la óptica del edisonado Reade, comprendemos mucho mejor algún sonado episodio de contacto con aeronaves. En uno muy famoso ocurrido en Harrisburg (Arkansas) el 21 de abril de 1897, el ex-senador Harris estuvo hablando con varios tripulantes de una aeronave, que se habían parado a coger agua de su pozo. Ellos le contaron que tenían intención de marchar hacia Cuba para ayudar a expulsar a los ejércitos de ocupación españoles, pero luego decidieron ir a Armenia, una nación que por aquellos años se desangraba en un horrible guerra a causa de los intereses de diversos imperios. En otros casos se menciona Cuba, y también Grecia, donde se libraba por entonces la enésima batalla contra los turcos. En todas estas historias la aeronave se convierte en el arma definitiva del imperialismo americano.
Resumiendo, el episodio de las aeronaves es un predecente muy interesante del acual fenómeno OVNI. Sienta las bases de su mitología de forma fácilmente rastreable, y confirma lo que todos ya sabemos: Que los platillos volantes no existen, sino que son un mito de la era atómica, surgido en una época de histeria colectiva. Los ufólogos saben que la aeronave deja al descubierto muchas flaquezas en la fundación del mito OVNI, y por ello pasan de puntillas sobre este episodio histórico.
ApéndiceBastante larga era ya la entrada, pero cuando le estaba dando los últimos retoques me he encontrado con un artículo del mismísimo Javier Sierra sobre las aeronaves, y no me puedo resistir a comentarlo. Dicho artículo fue publicado originalmente en el
nº 19 de la Revista "Mas Pallá", en septiembre de 1990, es decir en la época juvenil de Sierra. Aunque con el tiempo el conocido misteriólogo-periodista-novelista se hizo especialmente famoso por
meter la pata hasta el fondo en sus afanes sensacionalistas, al parecer al principio de su carrera pretendía ser el adalid de la rigurosidad ufológica, quejándose constantemente de las noticias basura que plagaban la ufología. No sé qué entendería el joven Sierra por noticias basura, pero ya en 1990 había configurado su estilo manipulador caracteríastico y hacía gala de una falta de rigor notable.
El artículo se llama "Fenómenos aéreos en el Siglo XIX" y puede encontrarse actualmente en varios sitios web, por ejemplo
aquí. Voy a comentar sólo lo referente a las aeronaves, que es el único tema en el que "piloto". El texto es marcadamente confuso y desorganizado, probablemente se debe a que se publicó en varias entregas, y Javi tenía que meter chicha en cada una de ellas para mantener el interés de los lectores. No sigue un orden cronológico ni nada parecido, simplemente intercala casos llamativos con estúpidas reflexiones de misteriólogo, todo ello de forma bastante caótica.
Ignoro si Javierín acudió a fuentes originales al redactar el artículo, aunque lo dudo. Muchas de las narraciones son inexactas, con detalles importantes obviados o inventados. Puede que algunas confusiones en los nombres de los implicados sean errores tipográficos, pero son tan abundantantísimos que debemos calificar este artículo como una chapuza. Veamos algunos ejemplos:
En el caso de Linn Grove no se mencionan los pedruscos que los tripulantes dejaron caer y de los que no se ha vuelto a saber nada. También se traduce mal la palabra "whiskers" (mostacho) con pelo en general.
En el caso de la aeronave sobre el Black Lake los errores son muchos más y más graves. Para empezar ¡Cita la fuente! pero fatal, fatal: "el Evening Press de Michigan difundió, el 11 de Abril de 1897..." Primero, en Michigan había tres "Evening Press": El de St. Joseph, el de Jackson y el de Grand Rapids. Javierín se refiere a este último, pero no publicó la noticia el día 11, sino el 12. Y respecto al contenido de la noticia, la mentira es brutal. Sierra menciona que, mientras la aeronave flotaba sobre el Black Lake, "una extraña criatura de cuatro patas corría hacia el objeto para introducirse en él". Esto no aparece por ninguna parte del artículo original, bastante escueto por cierto. Está publicado en
esta página con el título "SEEN IN MICHIGAN".
En el caso de Stephenville, no sólo se inventa la mitad de la historia (el hombre entra corriendo en la redacción...), supongo que para dar más dramatismo, sino que se equivoca en el nombre del protagonista, que no es C. L Mollhany, sino C. L. McIllhaney. El artículo original anda publicado
por aquí, podéis comparar.
En el caso Hamilton, lo cuenta como si fuera verídico, cuando ya se sabía por testimonios que era un fraude.
En el divertido caso de la primera abducción de la historia, para empezar se confunde con el nombre del pueblo, que es Holton, y no Hamilton, y después vemos como tergiversa la historia para evitar los detalles mas desternillantes. Lo que sucedía a bordo de la aeronave, según la fuente original, era más parecido a una "rave" que a los "sonidos de música y de gente hablando alto" que dice Javierín. Para rematar la jugada, se inventa el nombre del abducido, que en el artículo original no se especifica y que Javierín bautiza como Robert Hibbards.
Menciona la aeronave a pedales del "Profesor" Barnard, pero la hace presentar en una supuesta exposición de maquinaria en St. Louis, cuando en realidad fue en la Exposición del Centenario de Nashville, como ya habíamos comentado. También se inventa la descripción del aparato, "una especie de bicicleta con alas". De alas nada, era un tipo de dirigible de 14 metros de largo por 6 de ancho. Y tampoco de elevó sólo dos metros, se elevó bastante, pero era ingobernable y el viento la arrastró lejos.
En el caso de Aurora menciona muchas inexactitudes, pero como este caso es famoso en el mundillo ufológico, y se ha tergiversado mucho sobre él, sólo voy a comentar los errores relativos al artículo original, que atribuye el Sr. Sierra a E.E. Hayden, que en realidad se llamaba S.E. Haydon. De nuevo intuimos que Javierín se nutre de citas de segunda o tercera mano (probablemente copia a Jerome Clark).
En el caso de Harrisburg, aparte de inventarse algún que otro detalle para darle más sabor a la historia, afirma que el piloto se dirigía a ¡Marte! Más arriba ya había explicado que las intenciones del piloto eran ir a Cuba a bombardear españoles, y que luego cambiaron de idea y enfilaron hacia Armenia. El artículo original también anda publicado
por aquí.
Y en el caso del avispado abogado de San Francisco que afirmó conocer al inventor misterioso, Javierín se vuelve a inventar un nombre. En este caso llama al inventor "Aluminium Benjamin". Jerome Clark había mencionado a un tal Benjamin como el inventor de California, pero nunca estuvo relacionado con el rumor puesto en marcha por el abogado en cuestión.
Después de tal ejercicio de rigor, da miedo ponerse a analizar las reflexiones de Javierín, pero hay que hacerlo. Por lo menos el chico reconoce que todas aquellas historias se encuentran en los límites de lo absurdo, aunque yo diría que los superan ampliamente. Pero el hecho de que algo sea absurdo parece que no es impedimento, y asistimos seguidamente a toda una serie de sesudas e inquietantes cuestiones: Casi siempre se describe a los tripulantes de las aeronaves como ciudadanos americanos, pero Javi dice que esta afirmación es "insostenible, ya que ningún inventor convencional dejaría de patentar y comercializar semejante invento". La descripción de los aparatos tampoco le encaja al pobre Javierín con la de los OVNIs clásicos, así que se limita a mencionar (por ahora) que "Algunos ufólogos norteamericanos creen que los tripulantes de las naves aéreas son parte de un colosal engaño, en el que se mezclaría verdad con mentira". Pues por ahí van los tiros, pero no pensemos que Javierín se iba a conformar con una explicación tan racional y aburrida.
Seguidamente Javierín dice que los casos de avistamiento de aeronaves conocidos son "sólo una mínima parte de lo que realmente estuvo sucediendo. El cubrir el orgullo y la credibilidad de ataques de los incrédulos era una de las preocupaciones más acuciantes de los norteamericanos del momento", lo cual es falso. Ya he comentado la multitud de bromas y noticias falsas que generó la histeria de la aeronave.
Para terminar, y bajo el epígrafe "sin conclusiones" escribe Javierín lo siguiente: "Hoy en día este fenómeno es en parte explicable, debido a los múltiples objetos aéreos que pueden dar lugar a confusiones. Sin embargo, si este fenómeno se produce en el siglo pasado, y presenta ya muchas de las características del actual fenómeno OVNI -incluyendo la fenomenología contactista y de abducción- tendremos que pensar que alguien tal vez esté vigilándonos desde el aire." Sin comentarios.