11.9.06

Oh, el arte

Como la siguente entrada "seria" se me va a demorar meses, por lo que veo, he decidido incorporar alguna cosilla para mantener este blog activo y que no muestre ese aspecto de abandono característico.

Hoy me he sorprendido con la noticia de la última performance chorra de la fotógrafa (y, por lo que se ve, suma sacerdotisa de nosequé) Bárbara Allende, AKA Ouka Leele. Esta chica es una maestra del fotomontaje pop, muy ducha en retratos coloristas llenos de misticismo de bote. Su estilo posmodernísimo digamos que "encajaba" en los 80, dentro de esa tendencia al pseudorealismo mágico de los que reivindicaban la figuración y la simbología dentro de la movida madrileña, pero nunca dejó de ser una patraña. Y ahora queda más ridículo todavía, pero como es prima de Esperanza Aguirre, todavía se le da carrete.

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Momento cumbre del "ritual". Vaya tela.


Una de las obras más famosas de esta mujer es Rappelle toi Barbara, una foto retocada hecha durante otra performance ochentera. Allí intentaba recrear el mito de Alatanta e Hipomenes, que fueron convertidos en leones por la diosa Cibeles. En aquellos años este tipo de intervenciones urbanas tenían una cierta razón de ser, ya que el mensaje y la temática al fin y al cabo era algo secundario que justificaban una presencia del arte en la calle. Era algo que había faltado en Madrid durante décadas, y cualquier movimiento en este sentido se agradecía. Pero, como digo, las producción artística de estos años carecía de mensaje. Glorificaban un simbolismo trasnochado en retratitos endogámicos de artistas jóvenes que se lo pasaban muy bien pintándose unos a otros en cuadros y montando fiestas en las que hablaban de chorradas posmodernas como la mitología clásica, otro tema muy recurrente. Total, obras que no les interesaban a nadie más que a ellos mismos y a los que aspiraban a ser como ellos.

20 años después, Bárbara ha vuelto a repetir performance en la fuente de la pobre Cibeles. Ahora los tiempos han cambiado, sobre todo en Madrid, y ya no se permite hacer el toli en espacios públicos si no es por un buen motivo. Por ello Bárbara se ha decidido a enarbolar una de las causas más políticamente correctas para justificar otro de sus desvaríos: La violencia de género. Su aberración se ha llamado "Revive Cibeles", y ella misma la define como "un ritual mágico y artístico". La cosa consiste precisamente en eso, una especie de coreografía ritualizada en la que varias decenas de personas (incluidos pobres infantes sin uso de razón) se dedican a hacer el chorra al unísono. Como la descripción dada por la propia Bárbara puede herir la sensibilidad de las mentes sanas, os enlazo una noticia con otra descripción más digerible.

En los comentarios a su obra, Bárbara se prodiga en alusiones a la alquimia, los mandalas y la mitología, todo ello mezclado con las palabras mágicas de nuestro tiempo: Paz, amor, ecología, universo... Total, bazofia hueca.

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Imagen aerea del "mandala".
Nótense los vehículos tripulados por gente que se pregunta qué hacen ahí esos payasos.

¿Ha conseguido algo esta chica con su intervención? Quiero decir ¿Habrá concienciado a alguien? Sinceramente lo dudo. Lo conseguido será publicidad, quizá alguna pequeña subvención... y lo más importante, su karma ha debido de subir lo menos un 30%.

Me parece indignante este apoyo institucional a las manifestaciones mas carcas del arte. Despues de muchas décadas, nuestra producción estética sigue luchando para liberarse de esa "aura" cuya extinción preveía Benjamin con tristeza, y todavía tenemos que aguantar a personajillos iluminados que vengan a cortar el tráfico para restregarnos por la cara sus iconografías arcaicas, sus artes mágicas y su cara de pasaos. Pero claro, es por una buena causa. Como es por una buena causa, debe de estar bien. Los medios de comunicación se ven obligados a mostrarse cuando menos condescendientes y los taxistas que se quejen pasarán a convertirse en sospechosos de maltrato.